martes, 20 de agosto de 2013

Judaísmo. La religión del Holocausto


Editorial Canaán se trajo este año a Gilad Atzmon. Su visita a nuestro país, Argentina, tuvo como finalidad presentar una nueva edición del libro “La identidad Errante”. Leyendo el mismo, me encuentro con interesantísimos aportes, que ahora paso a compartir en estas breves líneas. Por supuesto, no intento abordar todo el contenido, aunque sí me parece que este artículo puede ser una invitación para todos aquellos que no han leído el pensamiento de Gilad, silenciado por los grandes medios de comunicación en su breve paso por nuestro país. Entre paréntesis dejo la página donde se encuentra la cita. Lo que está en negrita es mío. 
El autor se reconoce como alguien que ha padecido el “adoctrinamiento judeocéntrico” (p.12), y hoy se define a sí mismo como un “palestino que habla hebreo” (p.92). Analiza con objetividad y polémica la identidad judía, al sionismo, al israelí, al judío de la diáspora, etc. Desde la Biblia hasta la psicología, pasando por Marx en La cuestión judía hasta por Shlomo Sand con La invención del pueblo judío, el autor analiza y critica severamente todo lo relacionado a Israel, al Sionismo y al judío.
Pero vayamos por partes.
Gilad cita a Chaim Weizmann:
“No hay judíos ingleses, franceses, alemanes o estadounidenses, sino solo judíos que viven en Inglaterra, Francia, Alemania o Estados Unidos”. (p. 23)
El judío, siempre siguiendo al autor del libro, no podrá formar parte de ninguna nacionalidad, no podrá ser asimilado, será, donde se encuentre, supra-nacional, sólo responderá a los intereses de Israel, su única nación.
La diáspora judía trabajará constantemente, con todos sus recursos, para la Entidad Sionista. Desde los medios de comunicación, o haciendo lobby político, o utilizando sus recursos económicos, hasta colaborando activamente con el Mossad. “Además, considerando la racista y expansionista naturaleza judeocéntrica del Estado judío, la judía o el judío de la diáspora se encuentra a sí mismo asociado intrínsecamente a una ideología fanática y etnocéntrica, y a una interminable lista de crímenes contra la humanidad.” (p.64)
Agrega Atzmon:
No hay más que leer al prominente primer profeta sionista Theodor Herzl para saber que eso es de lo que se trata el sionismo político: conseguir que las superpotencias sirvan a la causa sionista”. (p. 41)
Si revisamos el rol de EE.UU. y Gran Bretaña, o hasta la reciente inclusión por parte de la Unión Europea a la rama militar del Hezbollah libanés como una “organización terrorista”, podemos ver el éxito de la empresa sionista.
No obstante, queremos dejar en claro que si bien es conocido el lobby israelí y su influencia en la política exterior de varios países, principalmente de EE.UU., eso no implica que necesariamente la política de las superpotencias este totalmente anclada a las necesidades de Israel. Las potencias no ceden a todas las presiones sionistas, y la ansiada guerra contra Irán es un ejemplo concreto. Pero que el lobby judío condiciona, sí, sin duda. Y es penoso ver como muchos sectores políticos y analistas internacionales obvian ese dato.
Concretamente, en la Argentina, con la votación del memorándum de entendimiento con Irán, muchos argentinos vimos con tristeza como políticos, ya sean oficialistas u opositores, lanzaban críticas (sin ningún tipo de fundamentos) a la República Islámica, propias del libreto israelí. Nuestro congreso, en la sesión parlamentaria, parecía una embajada judía.
Volviendo a “La Identidad Errante”, también Atzmon nos deja una nueva definición del “Antisemitismo”:
“Mientras que en el pasado un “antisemita” era alguien que odia a los judíos, hoy en día es justo decir lo contrario, un antisemita es alguien a quien los judíos odian”. (p.71)
Innegable persecución se da, en nombre del “antisemitismo”, a los que acostumbramos a denunciar las masacres de la Entidad Sionista, quienes no tenemos ningún problema con los hombres que practican el judaísmo, o la religión que quieran. Y sí, desgraciadamente para los palestinos, ya se ha vuelto una costumbre denunciar y que la “comunidad internacional” (léase potencias) mire para otro lado.
El “antisemitismo” es tan sólo el nombre de la censura cuando queremos denunciar las atrocidades cometidas por Israel. Aquí no hay “libertad de prensa”, sino al revés, es la prensa quien se toma la libertad de censurar, de ocultar, de silenciar, o en el “mejor” de los casos, igualar la barbarie sionista con la resistencia árabe y/o palestina.
También, el autor deja en claro las diferencias entre el Sionismo y la religión judía, incorporando el concepto de “Judeidad”:
Mientras que el judaísmo es un núcleo religioso que no cambia, la judeidad es una categoría dinámica en un flujo continuo. Este es el caso del sionismo. El sionismo es una continuación dinámica de la judeidad: es racista, exclusivo, supremacista, y egocéntrico, pero no es judaico. Tiene muy poco que ver con el judaísmo. Puede ser mesiánico en un sentido territorial, pero carece de la divinidad judaica. De hecho, en este sentido el sionismo se opone al judaísmo”. (p.94, nota 7).
Define al sionismo como “un movimiento global que está alimentado por una solidaridad tribal única” (p.26), que nace como “una reacción a la emancipación de los judíos europeos” (p.53) y agrega:
Sugiero que tiene mucho más sentido considerar el sionismo un proyecto de preservación tribal judío. En otras palabras, se puede interpretar el sionismo como un movimiento global judío que tiene como objetivo impedir la asimilación… Por consiguiente, se debería considerar el sionismo una amalgama de diferentes filosofías especializadas en diferentes formas de separatismo, desvinculación y segregación tribales.” (ps. 88 y 89).
Para dejar en claro aún más las diferencias, señala que “El sionismo estaba ahí para transformar la Biblia de un texto espiritual en un “registro de tierras””. (p.170)
Aclarando el concepto de “judeidad”, insiste que para los sionistas es una “operación de una red internacional” (p.29) que utiliza una interpretación mesiánica nacionalista judía. (p.23)
Severas críticas a interpretaciones del judaísmo se encuentran en su libro. Gilad nos recuerda la definición de Karl Marx en La cuestión judía, que siempre viene bien mencionar para cierta izquierda con amnesia:
“¿Cuál es el fundamento laico del judaísmo? La necesidad práctica, el interés personal. ¿Cuál es la religión mundana del judío? La usura. ¿Cuál es su Dios mundano? El dinero.”(p.144, nota 5)
Brinda una definición del Estado de Israel, luego de recorrer la psiquis y la historia judía, que merece ser tenida en cuenta:
Israel es el Estado judío y, a pesar de la promesa sionista de construir una nación civilizada, funciona como un gueto judío” (p. 105); entonces “el sionismo se puede considerar una relectura de la narrativa del gueto en términos positivos y glamurosos.” (p.98)
Basta mencionar la construcción del aberrante Muro de Apartheid dentro de Palestina, como un símbolo del gueto. El judío, que no se permite la asimilación allí donde se encuentre, y que es, de la mano del sionismo, envenado con una ideología racista, etnocéntrica, se encuentra “cercado” por elección propia.
Inspirado en conformar el pueblo elegido, según las enseñanzas de fundamentalistas religiosos judíos; o adoctrinado por los laicos en una supuesta supremacía racial; o todo junto a la vez, el judío practica la segregación naturalmente. Y mata sin culpa, asesina sin conciencia, todo vale, sea por la Biblia o por el “deber patriótico”.
O también, la excusa del miedo que sirve para justificar cualquier acción criminal, ese miedo de los que “prefieren someterse a la fantasía del judeicidio nuclear” (p.164), de sufrir un nuevo holocausto (o en la Argentina, un nuevo atentado)…lo que nos lleva al título de este artículo.
 
La Religión del Holocausto (ps. 184 a 194)
“Seguiremos matando en nombre del sufrimiento judío”. (p.217)
Cuando hablamos de Holocausto, siempre se piensa en el judío. Parece que es el único que existió. Sabemos que la explotación del sufrimiento judío tiene su industria, parafraseando el título del libro de Norman Finkelstein. También en la Argentina existe “la industria de la Amia”.
Hay afirmaciones durísimas en el libro. Por ejemplo:
El Holocausto fue una “victoria sionista”… Si no hubiera sinagogas quemadas, el Mossad llegaría incluso a quemar algunas él mismo”. (p.58)
Incluso, para dejar en claro lo que puede hacer el sionismo, cita este dato:
“[En la década del ‘50] En un intento de describir a los iraquíes como antiestadounidenses y de aterrorizar a los judíos, los sionistas colocaron bombas en la biblioteca del Servicio de Información estadounidense y en sinagogas. Enseguida empezaron a aparecer panfletos urgiendo a los judíos huir a Israel” “. (p.58, nota 12)
Se sabe también, gracias al trabajo del historiador judío Brenne, entre otros, que existió colaboración reciproca entre los dirigentes sionistas y los nazis.
En fin, siguiendo a Leibowitz y a Adi Ophir, Gilad Atzmon considera que el Holocausto se ha convertido en la nueva religión judía.
Justifica esta nueva religión con la utilización del miedo:
“El miedo es lo que mantiene la identidad colectiva judía. Como en el caso de la religión del Holocausto, la judeidad establece el miedo al judeicidio en el centro de la psique judía, pero también ofrece medidas espirituales, ideológicas y pragmáticas con las que afrontar este miedo.” (p.194)
La nueva religión tiene estas características.
El Holocausto y sus elementos religiosos esenciales:
-Tiene sacerdotes (¿Quién no escuchó hablar de Simón Wiesenthal?)
-Tiene profetas que amenazan del futuro judeicidio iraní (Shimon Peres, Netanyahu, etc.).
-Tiene mandamientos y normas (por ejemplo, “nunca más”, claro, para ellos, porque se puede repetir con los palestinos y los árabes)
-Tiene rituales (días de la memoria en todo el mundo, peregrinación a Auschwitz, lectura del diario de Ana Frank, etc.)
-Tiene un orden simbólico (kapos, cámaras de gas, chimeneas, polvo, zapatos, etc.)
-Tiene un templo central (Yad Vashem) y santuarios (los famosos museos) en todo el mundo (en Buenos Aires tenemos uno).
-Tiene inquisición, para aquellos que discutan el dogma, con Jomeini, Arafat, Nasrallah y Chavéz como alguno de sus “Anticristos”.
Gilad advierte:
“…Considera al goy un potencial asesino irracional. Esta nueva religión judía predica la venganza. Muy bien podría ser la religión más siniestra que conozca el ser humano ya que en nombre del sufrimiento de los judíos concede licencias para matar, arrasar, arrojar bombas nucleares, aniquilar, saquear, hacer limpieza étnica. Ha convertido la venganza en un valor occidental aceptable” (p.185)
La discusión sobre el Holocausto, entonces, debe empezar por la utilización política que hacen los sionistas del mismo. No puede ser utilizado para esconder las atrocidades que cometen a diario al pueblo palestino.
Aquí, la principal responsabilidad se encuentra con los judíos. Son ellos los que no pueden permitir que en nombre de su sufrimiento se mate al mejor estilo nazi.
Para terminar, reiteramos esta frase con la que empieza el libro de Gilad, escrita por Israel Shahak:
“Los nazis me hicieron tener miedo de ser judío, y los israelíes me hacen tener vergüenza de ser judío”.

FUENTE: REBELIÓN.
 

martes, 2 de julio de 2013

COMUNICADO DE LA IZQUIERDA NACIONAL DE LOS TRABAJADORES (INTRA)


COMUNICADO 1º DE JULIO DE 2013

 

DIMISIÓN DE LA EJECUTIVA

 

En cumplimiento de los principios rectores y del protocolo de actuación asambleario de esta organización política, se comunica que la ejecutiva de la INTRA dimitió ya el pasado 13 de diciembre de 2012 y dejó la administración del partido en manos de una Coordinadora hasta la celebración de la Asamblea Fundacional. Los hechos no se han puesto en conocimiento público a la espera de que se cumplieran los requisitos para la existencia de la Coordinadora, cuya función es meramente gestora, provisional y no política.

 

El balance de la ejecutiva fundacional saliente incluye:

 

a/ legalización de la organización política como “partido” (única fórmula institucional  existente en la actualidad);

 

b/ adquisición y mantenimiento de una sede en la C /Alemania, núm. 16, de Figueres (Girona);

 

c/ redacción de un texto de referencia, no vinculante: MANIFIESTO POR UNA IZQUIERDA NACIONAL;

 

d/ publicación del libro La manipulación de los indignados (Madrid, 2012);

 

e/ presentación de dicho libro en la Universitat de Girona;

 

f/ campañas de carteles reclamando la abdicación del rey y una Causa General contra los políticos corruptos;

 

g/ página web ESQUERRA NACIONAL DELS TREBALLADORS y diversos sitios no oficiales de la red;

 

h/ artículos de prensa anunciando la fundación del proyecto político y sus objetivos.

 

NO SOMOS UN PARTIDO, SOMOS UNA ASAMBLEA DE INDIGNADOS QUE NO OBEDEDE LAS DIRECTRICES DEL MOVIMIENTO 15-M Y SU TUTOR IDEOLÓGICO STÉPHANE HESSEL

 

La IZQUIERDA NACIONAL DE LOS TRABAJADORES (INTRA) se basa en unos principios estatutarios, pero no puede presentar una Declaración Programática hasta su aprobación por la Asamblea Fundacional en virtud del principio asambleario radical que rige todas sus actuaciones y declaraciones públicas.

 

En consecuencia, y mientras dicha asamblea no pueda constituirse, la organización se limitará a exigir la abdicación del rey y el procesamiento de los políticos corruptos como requisito para el inicio de un proceso constituyente de regeneración democrática.

 

Toda otra propuesta resultaría vana porque ningún partido puede afrontar con un programa a cuatro años la crisis estructural del sistema oligárquico en bancarrota, el cual requiere un cambio de régimen y no la elección de nuevos cupos de señorías corruptas para el Congreso de los Diputados u otros cargos de instituciones pseudo democráticas totalmente desacreditadas.

 

Por todo ello hacemos un llamamiento a constituir nuevas asambleas de indignados no dependientes del Movimiento 15-M (comparsa de los partidos de izquierda de la casta política corrupta) y a tomar la calle siguiendo el ejemplo de los indignados de Egipto y Brasil.

 

La Marca Hispànica, 1º de julio de 2013

 

jueves, 22 de marzo de 2012

La corrupción moral de Goldman Sachs


Directivo de Goldman Sachs renuncia y acusa a la firma de estar “moralmente corrompida”. Greg Smith, directivo de Goldman Sachs en Londres, renuncia a la firma después de 12 años de pertenecer a esta, no sin denunciar públicamente la podredumbre moral en que se encuentra esta corporación; la carta cuesta 2 mil millones de dólares de pérdidas. Greg Smith era hasta hace unos días directivo de Goldman Sachs en Londres, donde estaba encargado de la división vigilante de la equidad en los negocios. Sin embargo, visiblemente asqueado de lo que pasaba por su conocimiento y después de 12 años de trabajar para la firma en Nueva York y en Londres, Smith tomó la decisión de renunciar, no sin antes revelar por medio de una carta pública la podredumbre moral en que ha caído esta compañía de inversiones que también ha recibido el mote de “calamar vampiro”.
Smith acusó al director ejecutivo Lloyd Blankfein y al presidente Gary Cohn de haber perdido “la cultura de la firma” y estar “moralmente arruinados”. “Este declive en la fibra moral de la firma representa la amenaza solitaria más seria para su supervivencia a largo plazo”, sentenció. El ex empleado agregó además que los directivos se referían repetidamente a los clientes como “títeres”, incluso en correos electrónicos de circulación interna.
“Asistí a juntas donde no se dedicaba ni un solo minuto a preguntarnos cómo ayudar a nuestros clientes. Solamente se hablaba de cómo podíamos ganar lo más posible de ellos”, escribe Smith.
Smith también formaba parte de un programa de reclutamiento en universidades de todo el mundo que buscaba más empleados para Goldman Sachs y curiosamente fue ahí donde tomó conciencia de su malestar: “Supe que era momento de irme cuando me di cuenta de que no podía ver a los ojos a los muchachos y decirles que este era un gran lugar para trabajar”.
“El liderazgo solía tratarse de ideas, poner el ejemplo y actuar correctamente. Ahora, si haces que la firma gane suficiente dinero (y no eres un asesino serial) serás promocionado a una posición de influencia”, agrega, en una dimisión que algunos, con humor pero también con acierto, han comparado con la renuncia de Darth Vader al Imperio Galáctico.
Goldman Sachs por su parte emitió un comunicado donde se dice en desacuerdo con lo expresado por Smith, asegurando que en su corazón descansa la verdad fundamental de que si sus clientes no son exitosos, la compañía tampoco. Tan sentidas palabras, sin embargo, no evitaron la pérdida de poco más de 2.2 mil millones de dólares en acciones de la compañía como resultado del testimonio del directivo.
Recordemos que ha sido el protagonista —siempre ganancioso— de las crisis financieras recientes más importantes en todo el mundo, con particular gusto por las economías nacionales, en donde han sabido crear una zona donde sus intereses particulares y los intereses supuestamente colectivos de los gobiernos se confunden, gracias a la inserción de directivos en puestos clave de las instituciones financieras públicas.

domingo, 18 de marzo de 2012

¿Son más poderosas las corporaciones que las naciones?

 
¿Son más poderosas las corporaciones que las naciones? Más que en una democracia es posible que vivamos ya en una corporatocracia: Apple tiene más dinero que Argentina, Goldman Sachs más poder que Grecia. ¿Trabajan los gobiernos, fachadas burocráticas facilitadoras, para las corporaciones? Recientemente se dio a conocer que Apple ha rebasado un valor de capitalización de 500 mil millones de dólares, algo que solamente han logrado alcanzar en su momento Microsoft, Exxon Mobil, Cisco y General Electric. Esta cifra pone a Apple por encima de países enteros en lo que se refiere a su poder económico y sugiere una tendencia que ya ha sido esbozada en las teorías de conspiración y en las novelas de ciencia ficción: que las corporaciones serán (o son ya) los verdaderos amos del mundo.
El capital de Apple actualmente supera al Producto Interno Bruto de países como Grecia (312,042 mdd), Argentina ( 435,179 mdd), Polonia, Bélgica, Suecia, Arabia Saudita y Taiwán.
El éxito boyante de Apple y de algunas otras corporaciones está sustenado, por supuesto, en el libre mercado y en la globalización que les permite manufacturar productos a bajos costos y venderlos en todo el mundo a costos elevados: se calcula que fabricar un iPhone cuesta  entre $12 y $30 dólares, los obreros, muchos de ellos niños ganan, $1.78 dólares la hora o menos, pero este supergadget se vende entre $200 y $400 dólares en Estados Unidos y llega alcanzar hasta los $1000 dólares en algunos países. Como hemos publicado aquí y aquí, algunos de los efectos colaterales del libre mercado son una versión moderna de la esclavitud, la cual poca mella parece hacerle al imperio de marketing de Apple.
Más allá de las condiciones inhumanas en las que muchas personas trabajan, especialmente en Asia, para fabricar los productos que ávidamente consumimos en Occidente, quizás lo más alarmante del asunto es que las corporaciones tienen la capacidad de modificar las leyes a conveniencia pero casi nunca, por una alquimia legal o por el poderoso lobby que ejercen, de padecer estas leyes y ser castigadas cuando las violan.  
Podríamos decir que los gobiernos a fin de cuentas trabajan para los intereses de las corporaciones: son fundamentalmente la forma en la que estas (supra)entidades pueden incrementar sus ganancias sin depender de la vicisitudes de la economía de un país.
Tenemos como ejemplo el caso de las guerras en Estados Unidos y sus países aliados. Aunque estas guerras han sido un pésimo negocio para los ciudadanos comunes y corrientes, los grandes contratistas militares, las petroleras, los bancos (HSBC tomó control del banco central de Irak) y demás compañías de seguridad y tecnología se han visto enormemente beneficiadas por estas empresas bélicas, que desde el bien común son actos irracionales. Existe un patrón: corporaciones como Haliburton, Lockheed Martin o Blackwater (hoy Xe Services), entre otras, todas tienen altos ejecutivos que han tenido puestos —o mantienen relaciones cercanas— en los más altos niveles del gobierno de Estados Unidos. Tal vez esto nos ayude a entender por qué se montan gigantescas campañas  (o eventos de falsa bandera) para influir en la opinión pública y aun cuando estas no logran funcionar del todo, de todas formas se dirige una nación a la guerra: para el beneficio de una bien aceitada red de corporaciones.
Se nos ha adoctrinado —esto sucede especialmente en Estados Unidos— con un sentido patriótico de pertenecer a una nación y a una serie de valores un tanto abstractos que nos otorgan unidad y una especie de fraternidad por la cual incluso es justo morir. La defensa de estos valores, de esta identidad colectiva, es lo que sustenta involucrar a cientos de miles de personas en una guerra a decenas de miles de kilómetros para matar a cientos de miles de personas que no conocen. Todo por un símbolo un tanto ilusorio. Pero más allá de que exista toda una superestructura ideológica —la libertad, la democracia o la guerra santa cristiana o islámica— que fundamente una guerra, habría que ponernos a pensar si en muchos casos estos fundamentos no son mecanismos de control mental, propaganda viral con las que comulgan las masas y los soldados y quizás algunos políticos, pero que para las personas que verdaderamente influyen y se benefician con la decisión de iniciar una guerra son solamente estrategias de marketing. ¿Qué será más importante para Dick Cheney y Donald Rumsfeld? ¿Los millones de dólares que obtienen con estas políticas o los valores americanos y la palabra del Señor? ¿Acaso cuando lanzan una ofensiva militar a Irak o a Afganistán están pensando en el pueblo estadounidense más que en sus amigos?
Para algunos conspiracionistas los altos mandos de los gobiernos del mundo están controlados por una especie de religión secreta. Difícil saberlo. Pero también podría ser que su religión, como parece connotar el “In God We Trust” del billete de un dólar, se ha fusionado con el dinero.
Como tenemos el caso de las guerras, también tenemos el caso de los bancos y las burbujas financieras. La crisis financiera del 2008 significó para millones de personas un colapso en sus finanzas personales. Pero no para los bancos: cifras dadas a conocer por Bloomberg muestran que los grandes  bancos recibieron un rescate 7,77 billones de dólares. Mientras el ciudadano promedio veía como se encogía su cuenta bancaria, los seis bancos más grandes de Estados Unidos (Goldman Sachs, Citibank, Bak of America, JP Morgan, Wells Fargo y Morgan Stanley) atravesaron la crisis financiera con un crecimiento fabuloso: de 6.8 billones de dólares en activos en el 2006 pasaron a 9.5 billones de dólares en el 2011. La verdadera cantidad de dinero que la Reserva Federal inyectó a los bancos fue ocultada por el ahora Secretario del Tesoro Timothy Geithner, según los mismos documentos declasificados de la Reserva Federal.
 
¿Cómo logran los bancos esta imunidad a la crisis? Por una parte son ellos mismos los que la provocan y de manera relacionada son ellos mismos los encargados de decidir cómo se resuelve la crisis: crean el problema (el caos) y luego reestablecen el orden. El caso más emblemático es el de Goldman Sachs. Este banco responsable en buena medida de la crisis inmobiliaria y  uno de los grandes beneficiarios del rescate, ha colocado a sus ejectuvos consistentemente en los puestos más altos del gabinete económico de Estados Unidos, desde Rick Rubin a Larry Summers y Hank Paulson. Algo similar ha hecho con la crisis en Europa, donde los puestos de los primeros ministros de Grecia e Italia y  el presidente del Banco Central Europeo son ahora ocupados  por Lucas Papademos, Mario Monti y Mario Draghi, los tres con un pasado laboral común: todos trabajaron para el gigante financiero Goldman Sachs. Draghi fue vicepresidente para Europa de la firma entre 2002 y 2005, Monti es consejero internacional desde 2005 y Papademos operó cuando fue presidente del Banco Central Helénico (1994-2002) donde se le acusa de perpetrar un fraude que terminó beneficiando a Goldman Sachs.
 Ya lo decía Thomas Jefferson:
Creo que las instituciones bancarias son más peligrosas para la libertad que los ejércitos. Si el pueblo estadounidense alguna vez permite que los bancos privados controlen la emisión de divisas, primero a través de la inflación, luego de la deflación,  los bancos y las corporaciones que crecerán alrededor nos despojarán a la gente de su propiedas hasta que los niños se despierten sin hogar en el continente que sus padres conquistaron.
No es nuestra intención aquí evocar un sentido patriótico, sino distinguir que esta tendencia ha sido patente desde hace 200 años.
Evidentemente existen matices y es una exageración pensar que las coproraciones son malignas o que deben de ser abolidas sistemáticamente, sin cortapisas. Es también iluso pensar que dejarán de existir y tener un gran poder. Pero por otro lado recordamos la definción de  Mussolini: “El fascismo debería de ser llamado corporativismo porque es la fusión entre el estado y el poder corporativo”. Esta fusión parece haberse dado, la diferencia con el fascismo de Mussolini o de Hitler es que actualmente los estados están al servicio de las corporaciones, cuando en esos casos  las corporaciones estaban al servicio de estados totalitarios.
En su novela Snowcrash, Neal Stephenson imagina un mundo donde las corporaciones han constituido sus propios estados-nación y cobran a los ciudadanos por el servicio de poder vivir en su territorio. La CIA es la Central Intelligent Corporation y la Libería del Congreso es una especie de Apple Store. ¿Sucederá esto en un futuro cercano? ¿O será más cómodo para las corporaciones seguir manteniendo la fachada de los gobiernos para que éstos hagan el trabajo sucio por ellas?
Twitter del autor @Alepholo

sábado, 3 de marzo de 2012

Investigación detecta los trazos del núcleo oligárquico



Investigación revela la existencia de una supra-entidad corporativa que controla el mundo. Investigadores suizos realizan el análisis más completo hasta la fecha de las relaciones entre las grandes transnacionales del mundo, descubriendo que conforman una supra-entidad que ejerce una poderosa influencia sobre el destino del planeta. Una de las características fundamentales de la paranoia es que encuentra todo tipo de conexiones donde (aparentemente) no las hay. Una de la versiones modernas de esta patología es la conspiranoia, esa cepa psíquica que básicamente considera que el mundo es una enorme conspiración orquestada por una élite secretamente entrelazada. Y aunque la conspiranoia es supuestamente el hazmerreír del pensamiento racional y sus templos transparentes de lógica impecable, el análisis más completo jamás realizado en torno a las redes corporativas globales muestra que existe una “súper entidad” compuesta de un reducido número de empresas estrechamente vinculadas —tanto que pueden considerarse una unidad— que controla prácticamente todo el pastel político-financiero del planeta. Así que tal vez los paranoicos no están tan equivocados, siempre conectando puntos en la oscuridad (como dijera William Burroughs: “Un paranoico es alguien que sabe un poco de lo que  está sucediendo”).
El estudio realizado por los investigadores suizos Stefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston, sugiere que nuestra tendencia a desestimar la teoría conspiratoria, de lo que podemos llamar “corporatocracia”, se basa en nuestra inhabilidad de comprender los alcances de esta red de pertenencia corporativa global, la cual había demostrado ser demasiado compleja para análisis previos. Los resultados muestran que 737 compañías controlan 80% de la red corporativa transnacional y que solo 147  —lo que los investigadores llaman una “súper-entidad”— controlan más del 40% de esta red global.
 

«Presentamos la primer investigación de la arquitectura de la red internacional de dueños, junto con la computación del control de cada jugador global. Hallamos que las corporaciones transnacionales forman una estructura gigante en forma de “corbata de moño” y que una gran porción del control fluye hacia un núcleo de instituciones financieras estrechamente ligadas. Este núcleo puede describirse como una “súper-entidad” económica, lo cual genera una serie de cuestiones importantes para los investigadores y legisladores.
»Una investigación cuantitativa no es una tarea trivial, ya que las compañías pueden ejercer control de otras compañías a través de una red de relaciones de pertenencia directa e indirecta que se extiende a muchos países. De esta forma, se necesita una red compleja de análisis para descubrir esta estructura de control y sus implicaciones».
 

En un inicio los investigadores tomaron una lista de 43,060 compañías transnacionales, de una muestra de 30 millones de actores económicos, identificados conforme a las pautas de la Organización Económica de Cooperación y Desarrollo (OECD). Luego aplicaron un algoritmo de búsqueda recursiva que detectó «una red de vías de pertenencia originando y apuntando a estas corporaciones transnacionales». Los resultado arrojaron 600, 508 nodos y 1,006,987 vínculos de pertenencia.
El análisis ubicó un primer componente de 737 compañías que controlan el 80% del valor de todas las transnacionales del mundo; un segundo componente aún más estrechamente unido controla el 40% del valor económico de las corporaciones del planeta, a través de una complicada red de relaciones. Los investigadores explican el motivo detrás de esta estructura como una forma de reducir el costo de transacciones, la toma de riesgos, prevenir la oferta pública de adquisición de empresas e incrementar la confianza entre grupos de interés.
La existencia de esta supra-entidad, concluyen los investigadores, va en detrimento de la competitividad de mercado y representa un riesgo para la estabilidad económica, al actuar en bloque. Los accionistas mayoritarios tienen la posibilidad de ejercer una influencia masiva a través de todas sus conexiones con otras trasnacionales, detentando un poder capaz de desestabilizar países enteros.
 

Si a esto le sumamos que una buena parte de estas empresas son instituciones financieras —con capacidad de especular en el mercado y de utilizar cuantiosa información privilegiada— podemos empezar a entender cómo se originan las grandes burbujas y las crisis financieras que hemos visto en los últimos años y por supuesto cómo, a diferencia del grueso de la población, estas grandes corporaciones reportan grandes ganancias en momentos álgidos de la economía global —se comprende entonces la frase (acaso quitádole el plural): son demasiado grandes para caer.
Lo crucial aquí es descubrir hasta qué punto esta supra-entidad corporativa se maneja como una engranada unidad que protege sus intereses de manera exlcuyente o es simplemente un ensamble heterogéneo de empresas cuyo único rasgo en común es el poder del gran capital.
¿Es esta supra-entidad una manifestación del colectivo articulado por el grupo Bilderberg, dentro del cual se reúnen secretamente cada año una serie de políticos y empresarios que representan al selecto grupo de las corporaciones más poderosas del mundo y que parecen tener una importante injerencia en el acontecer político mundial?
¿Han delineado los investigadores suizos por primera vez la estructura de aquella sociedad secreta monolítica que denunciara John F. Kennedy antes de morir?
O aquella que advirtió, en una especie de salida del clóset, J. Edgar Hoover, el director del FBI:
“El individuo está en desventaja al enfrentarse con una conspiración tan monstruosa que no puede creer que exista.  La mente de los estadounidenses no ha tomado conciencia del mal que ha sido introducido a nuestro alrededor. Rechaza incluso la idea de que los humanos pueden sostener una filosofía que al final debe de destruir todo lo bueno y decente”.
A estas tenebrosas visiones de control habría que contraponer, para equilibrar la balanza, hacer dudar un poco más y quizás revelar algún tipo de epifanía en la contradicción, las palabras de Alan Moore:
“Lo principal que aprendí de la teoría de conspiración es que los conspiracionistas en realidad creen en una conspiración porque es más confortante. La verdad del mundo es que es caótico. La verdad es que no son los banqueros judíos, los extraterrestres grises y los reptiloides de 4 metros de otra dimensión los que tienen el control. La verdad es aún más pavorosa: nadie tiene el control. El mundo es despiadado”.
Así que si el orden del mundo conspira en tu contra, por qué no simplemente lo abandonas y entras al gobierno del caos y dejas que te lleve por fuera hacia donde las olas fluyen sin control.
A continuación la lista de las primeras 50 compañías del ranking de control global:
1 BARCLAYS PLC  GB 6512  SCC 4.05
2 CAPITAL GROUP COMPANIES INC, THE  US  6713  IN  6.66
3 FMR CORP  US  6713  IN  8.94
4 AXA  FR  6712  SCC  11.21
5 STATE STREET CORPORATION US 6713 SCC 13.02
6 JP MORGAN CHASE & CO. US 6512 SCC 14.55
7 LEGAL & GENERAL GROUP PLC GB 6603  SCC 16.02
8 VANGUARD GROUP, INC., THE  US 7415 IN 17.25
9 UBS AG  CH 6512  SCC 18.46
10 MERRILL LYNCH & CO., INC. US 6712  SCC 19.45
11 WELLINGTON MANAGEMENT CO. L.L.P. US 6713  IN 20.33
12 DEUTSCHE BANK AG DE 6512  SCC 21.17
13 FRANKLIN RESOURCES, INC. US 6512  SCC 21.99
14 CREDIT SUISSE GROUP  CH 6512 SCC 22.81
15 WALTON ENTERPRISES LLC US 2923 T&T 23.56
16 BANK OF NEWYORKMELLON CORP. US 6512 IN 24.28
17 NATIXIS   FR 6512 SCC 24.98
18  GOLDMAN SACHS GROUP, INC., THE US 6712 SCC 25.64
19 T. ROWEPRICE GROUP, INC. US 6713 SCC 26.29
20 LEGG MASON, INC. US 6712 SCC 26.92
21 MORGAN STANLEY US 6712 SCC 27.56
22 MITSUBISHI UFJ FINANCIAL GROUP, INC. JP 6512 SCC 28.16
23 NORTHERN TRUST CORPORATION US 6512 SCC 28.72
24 SOCIÉTÉ GÉNÉRALE FR 6512 SCC 29.26
25 BANK OF AMERICA CORPORATION US 6512 SCC 29.79
26 LLOYDS TSB GROUPPLCGB 6512 SCC 30.30
27 INVESCOPLCGB 6523 SCC 30.82
28 ALLIANZSE DE 7415 SCC 31.32
29 TIAA US 6601 IN 32.24
30 OLD MUTUAL PUBLIC LIMITED COMPANY GB 6601 SCC 32.69
31 AVIVAPLC GB 6601 SCC 33.14
32 SCHRODERSPLC GB 6712 SCC 33.57
33 DODGE & COX US 7415 IN 34.00
34 LEHMAN BROTHERS HOLDINGS, INC. US 6712 SCC 34.43
35 SUN LIFE FINANCIAL, INC. CA 6601 SCC 34.82
36 STANDARDLIFEPLCGB 6601 SCC 35.2
37 CNCE FR 6512 SCC 35.57
38 NOMURA HOLDINGS, INC. JP 6512 SCC 35.92
39 THE DEPOSITORY TRUST COMPANY US 6512 IN 36.28
40 MASSACHUSETTS MUTUAL LIFE INSUR. US 6601 IN 36.63
41 INGGROEP N.V.  NL 6603  SCC 36.96
42 BRANDES INVESTMENT PARTNERS, L.P. US 6713 IN 37.29
43 UNICREDITO ITALIANO SPA IT 6512 SCC 37.61
44 DEPOSIT INSURANCE CORPORATION OF JP JP 6511 IN 37.93
45 VERENIGING AEGON  NL 6512 IN 38.25
46 BNPPARIBAS  FR 6512 SCC 38.56
47 AFFILIATED MANAGERS GROUP, INC. US 6713  SCC 38.88
48 RESONA HOLDINGS, INC.  JP 6512  SCC 39.18
49 CAPITAL GROUP INTERNATIONAL, INC.  US 7414 IN 39.48
50 CHINA PETROCHEMICAL GROUP CO.  CN 6511 T&T 39.78
 [Planetsave]

lunes, 13 de febrero de 2012

Goldman Sachs: el verdadero poder detrás de la Unión Europea

 
Goldman Sachs: el verdadero poder detrás de la Unión (y de la crisis) Europea. La reciente elección de Mario Monti como primer ministro italiano (además de otros líderes europeos) pone en evidencia al que quizá sea el verdadero poder detrás de las ilusorias soberanías nacionales: Goldman Sachs, el "calamar vampiro".
 Europa atraviesa por una de las mayores crisis financieras de su historia y sin duda la más severa de las últimas décadas, situación que ha llevado a la renovación de algunos de los líderes económicos y políticos protagonistas de este problema.
Entre estos destacan las más recientes sustituciones de los primeros ministros de Grecia e Italia y del presidente del Banco Central Europeo, puestos que ahora ocupan Lucas Papademos, Mario Monti y Mario Draghi, respectivamente. Sin embargo, más allá de que su elección sea noticia por haberse dado en estos últimos días, lo más notable es que los tres tienen un pasado laboral común: todos trabajaron para el gigante financiero Goldman Sachs. Draghi fue vicepresidente para Europa de la firma entre 2002 y 2005, Monti es consejero internacional desde 2005 y Papademos operó cuando fue presidente del Banco Central Helénico (1994-2002) un fraude que terminó beneficiando a Goldman Sachs.
Asimismo, una parte de responsabilidad de la debacle griega le corresponde a Draghi, quien como encargado de “empresas y países soberanos” dentro de Goldman Sachs vendió los llamados “swap” al gobierno griego, productos financieros con los que la firma facilitó el préstamo de mil millones de euros al país sin que estos se consideraran dentro de su deuda pública. Aunque gracias a un seguro contratado, Goldman Sachs no perdió nada en la transacción y al final vendió los swap al Banco Nacional de Grecia.
Pero eso son apenas tres nombres en una lista de varios otros personajes no menos importantes de la escena económica europea actual que también, de una u otra forma, tienen o tuvieron algún tipo de relación con Goldman Sachs, corporación que ha sabido infiltrarse —no por azar— en las altas esferas de la política económica de los distintos países que integran la Union Europea y también de sus organismos financieros supranacionales, creando una delicada zona en la que sus intereses entran en conflicto con los que supuestamente deberían considerar primero los gobiernos elegidos por los ciudadanos. Al respecto Stephen Foley apunta:
Ese es el Proyecto Goldman Sachs. En pocas palabras, mantener a los gobiernos cerca. Todo negocio quiere promover sus intereses con los reguladores que pudieran obstaculizarlos y con los políticos que pudieran hacerles una rebaja en los impuestos, pero esto no es un mero esfuerzo de cabildeo. Goldman está ahí para proporcionar consejo a los gobiernos y proporcionar financiamiento, para enviar a su gente al servicio público y para tentar con trabajos lucrativos a la gente que sale del gobierno. El proyecto es crear un intercambio tan profundo entre personas e ideas y dinero que sea imposible distinguir la diferencia entre los intereses públicos y los intereses de Goldman Sachs.
Por si esto fuera poco Goldman Sachs, el banco que  el analista financiero Matt Taibbi llamara “un calamar vampiro asfixiando a la humanidad”, ha logrado ocupar una posición de privilegio dentro de los gabinetes financieros de Estados Unidos, prácticamente dictando la política económica de este país y borrando las fronteras entre gobierno y corporaciones, algo que Benito Mussolini definiera como “fascismo”.

Con información de The Independent y Le Monde

domingo, 15 de enero de 2012

Documentos desclasificados evidencian el gobierno secreto de Wall Street


Los grandes bancos, junto con la Reserva Federal de Estados Unidos, han tejido una red de poder supraestal que inyecta miles de millones de dólares a sus arcas de manera secreta. La crisis financiera detonada en el 2008 y el posterior rescate financiero  podrían ser el fraude más grande de la historia, un notorio inside job. Si bien esto es evidente para la mayoría de la gente que se interesa por el tema, documentos clasificados de la Reserva Federal de Estados Unidos publicados por Bloomberg, ejerciendo el derecho que otorga la ley de transparencia, muestran la dimensión fraudulenta de este taimado autorrescate que  expone a una suerte de gobierno en la sombra conformado por la élite de los bancos.
El público tiene ahora acceso a más de 29,000 páginas de documentos de la Reserva Federal (Fed) y a 21,000 transacciones adicionales de la Fed que se ocultaron deliberadamente, y por buen motivo.
Originalmente se suponía que el rescate finaciero aprobado, conocido como TARP, era de un monto de 700 mil millones de dólares. Si esta cifra ya era escandalosa —después de todo este era dinero de los contribuyentes que se iba  a los bancos privados— esto se vuelve indignante al saber que los rescates secretos de Wall Street totalizaron  7,77 billones (millones de millones) de dólares, 10 veces más que la cantidad dada a conocer  al público en primera instancia.
Les Leopold resume en Alternet algunos de los puntos de esta jugosa secrecía:
El conocimiento de los fondos secretos del rescate no se compartió con el Congreso ni siquiera éste redactaba y debatía la legislación para fraccionar los grandes bancos.
El financiamiento secreto suministrado a tasas inferiores al mercado dio a Wall Street otros 13,000 millones de dólares de beneficios. (Es suficiente dinero para contratar a más de 325,000 maestros de primaria).
Los fondos secretos financiaron fusiones de bancos de modo que los principales bancos crecieron aún más. El dinero también permitió que los bancos aumentaran sus trabajos de cabildeo.
Estos fondos secretos suministrados por la Reserva Federal de Estados Unidos no fueron dados a conocer al Congreso. Más aún, mientras el Congreso buscaba legislar para limitar el tamaño de los grandes bancos, el entonces jefe de la Reserva Federal, Timothy Geithner, se opusó a estos esfuerzos legislativos, argumentando que el tema era “demasiado complejo para el Congreso y esas decisiones deberían ser manejadas por gente que conoce los mercados”. Geithner en ese momento tenía conocimiento ya de los gigantescos préstamos secretos que los bancos estaban obteniendo de la Reserva Federal.
Los banqueros ocultaron cínicamente la naturaleza de estos préstamos. El 26 de noviembre  de 2008 el CEO del Bank of America, Kenneth D. Lews, dijo públicamente a los accionistas que encabezaba “uno de los bancos más fuertes y estables del mundo”. Olvidó compartirles que ese día su banco le debía al banco central 86 mil millones de dólares.
En marzo del 2010, el CEO de JP Morgan Chase & Co., Jamie Dimon, dijo a los accionistas que su banco había utilizado el programa de préstamos de la Reserva Federal  Term Auction Facility “a petición de la Reserva Federal para motivar a otros a usar el sistema”. Olvidó compartir que  este banco neoyorkino, que une al linaje petrolero de JP Morgan y la familia Rockefeller, había recibido casi el doble del dinero que tenía disponible el banco en préstamos.
Cuando ya se sabía de la dimensión que tenía la crisis inmobiliaria, el secretario del Tesoro, Hank Paulson,  dijo al Congreso que solo se requerían reformas menores para protegerse del colapso de Fann Mae y Freddie Mac, y al mismo tiempo se reunía en secreto con ejecutivos de hedges funds y sus ex colegas de Goldman Sachs (fue CEO de este poderoso banco antes de ocupar su puesto en la administraciónd de George W. Bush) para alertarlos sobre la inminente nacionalización de estas hipotecarias, lo que anularía su valor bursátil. El valor de esta información privilegiada es inestimable.

Los seis bancos más grandes de Estados Unidos (Goldman Sachs, Citibank, Bak of America, JP Morgan, Wells Fargo y Morgan Stanley) atravesaron la crisis financiera con un crecimiento fabuloso: de 6.8 billones de dólares en activos en el 2006 pasaron a 9.5 billones de dólares en el 2011. Estos bancos gastaron 146 mil millones de dólares en compensaciones en el 2010, un promedio de 126 mil dólares por empleado, lo que significa un aumento de 20% en cinco años. Mientra tanto, en solo meses, la crisis económica hizo que más  de 8 millones de personas perdieran su trabajo en Estados Unidos.
Esta información deja claro el motivo por el cual el movimiento Occupy Wall Street ha generado la simpatía de tantas personas en el mundo (el llamado 99%). Apunta, más allá de conspiraciones, a que existe de facto un poder financiero supragubernamental en Estados Unidos y que quizás se extienda a otras partes del mundo —lo cual se apuntala en el hecho de que bancos como Goldman Sachs tienen una poderosa fuerza de influencia en Europa o que el rescate financiero de Estados Unidos también dirigió grandes cantidades de recursos a compañías extranjeras. Podemos decir que el gobierno de Estados Unidos, y los gobiernos en general, funcionan en la práctica como los operadores de las grandes corporaciones, especialmente los bancos. El gobierno es la forma en la que estas empresas hacen negocios, legalmente blindados y con un estructura que les otorga ventajas para crecer y tender un abismo sobre el resto de las pequeñas empresas que no forman parte de este club. 
Anteriormente habíamos hecho referencia a una investigación realizada por una firma suiza que determinó que existe una red de 147 empresas estrechamente vinculadas que controlan la mayor parte de los recursos del mundo. Esta especie de suprantidad, fundamentalmente compuesta de bancos, no solo orquesta el complejo sistema global de especulación financiera y manejo de información privilegiada en contuberio con miembros claves dentro del gobierno (Goldman Sachs, por ejemplo, ha dominado el gabinete financiero de Estados Unidos por más de 20 años), también participa en el lavado de dinero de actividades clandestinas (Wells Fargo, por citar un ejemplo ha sido mínimamente penalizado por lavar dinero del narco mexicano). Todo esto hace que su riqueza y poder sean inconmensurables.
Una de las piezas sueltas en este oscuro puzzle de poder es la Reserva Federal de Estados Unidos, el organismo que se encarga de imprimir el dinero de Estados Unidos y que funciona como un banco central que, sin embargo, no cuenta con un mecanismo transparente de rendición de cuentas —en sus casi 100 años de historia nunca se le ha realizado una auditoría completa.  Una de las teorías conpiratorias más difundidas, especialmente por los libros de Eustace Mullins (1983) y Gary Kah (1991), es que la Reserva Federal de Estados Unidos es en realidad una institución privada y perteneciente a los mismos dueños de los grandes bancos (como Rockefeller, Morgan o Rothschild). Esto es difícil de comprobar, algo que no es extraño, ya que el funcionamiento de estas instituciones financieras es tan complejo que resulta fácilmente sospechoso, como si fuera una forma de iluminismo. Y es que, como dijera Geithner ante el Congreso, los capos de Wall Street consideran que solo ellos son capaces de acceder al hermetismo del capital, al líquido misticismo con el que fluye el dinero, como si fuera el arcano verbo de Dios. Así se mueven en la sombra de oro, manipulando las leyes y nuestra imagen de la realidad económica para su beneficio, acaso pensando que tienen la privanza de una fuerza secreta que rige el mundo más allá de la voluntad del hombre común, y que los ha elegido.
Con información de Bloomberg y de Alternet